20 de abril de 2013

Deja que sea sábado

Deja que sea sábado y que los impulsos más profundos que te llevan a moverte sin rumbo desaparezcan.
Deja que las velas que te impulsan bajen hasta el fondo de la verga que las sostiene para llegar a la correcta resolución de lo que es vivir sin un viento que les indique (caóticamente) a dónde han de guiar a los tripulantes del único barco que conocen.
Deja.
Deja. Deja con paciencia y déjalo y déjate. Deja que sea sábado y mira lo que quieras mirar sin hacer demasiadas preguntas. Que el miedo que te paraliza ya pronto se convertirá en amor.

Poder del unvierso

Salta cuando lo que parece más conveniente es quedarse sentado. Baila, cuando, aparentemente, no hay música. Canta, cuando el ritmo se ha quedado quieto. Juega, cuando el tiempo de descanso parace haber llegado al final. Cuando no hay guía, camina. Cuando todo parece osucro, ilumina. Cuando todo pesa, flota.
Calla cuando todo, temporalmente, encuentra la paz.
Si todo se hace igual, delimita, y une cuando las diferencias no permiten avanzar.
Es lo que hace a tu corazón latir, es lo que te hace respirar.
Es miedo en la superficie y amor en la profundidad.
Algunos le llaman magia, otros le llaman energía. Muy pocos, sin embargo, se conforman reconociendo que sólo en silencio se puede nombrar.