4 de junio de 2012

Arroz frito

¿Será raro que me sienta tan satisfecho de atreverme a hacer algo nuevo, aunque se trate de cocinar un montón de arroz?
Definitivamente, se siente distinto. No sólo hacer arroz frito; hacer cualquier cosa que permita navegar las aguas de la incertidumbre. Paso a paso, ingrediente a ingrediente, sabor a sabor. Es porque al final siempre hay que probar después. Y, aunque haya disfrutado el proceso mucho más que el resultado (no quedó tan bueno), veo el contenedor lleno de arroz lleno de horas llenas de entusiasmo.
Salí un lunes lluvioso para comprar en el súper todo lo que un video cualquiera me pidió que consiguiera. Entendí, a cada corte y a cada bocado, que la vida se trata de imitar el proceso de preparar, por primera vez, un arroz frito. Se trata de jugar con los ingredientes y mover la llama hasta que las cosas se puedan comer.
Qué más da si queda perfecto o no, si preparas tres quilos en vez de una porción individual. A fin de cuentas, la idea es preparar con las manos lo que te quieres llevar a la boca.

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