21 de noviembre de 2011

Un día

Un día quise ser grande como Dios y que todos me vieran, pero me di cuenta de que Dios es pequeño y de que le gusta ocultarse.
Un día quise subirme a la piedra más grande del mundo y gritar y que todos me oyeran, pero me di cuenta de que estaba ya subido en una, y que mi silencio llegaría más lejos que cualquier palabra.
Un día quise volar, surcar los cielos y ser diferente a todos los demás, pero me di cuenta de que arriba es un lugar infinito y que quien se desprende pocas posibilidades tiene de jamás regresar.
Un día quise hacer todas las cosas que jamás se hubieran hecho y de romper con cualquier esquema, pero me di cuenta de que sólo podía terminar por romper conmigo mismo.
Un día salté sin ver qué hacía, y empecé a dar vueltas en círculos, y me mareé y vomité. No quise, por un tiempo, volver a saber nada de Dios, ni del mundo, ni del cielo, ni del infinito, ni de todas las cosas. Terminé callado.
Y así, sin decir nada, conocí el silencio.