El error está en no empezar por las diferencias. Se trata de ver primero qué es distinto, con la finalidad de ver cómo se puede parecer y cómo, definitivamente, no.
Todo porque los seres humanos tienen una tendencia natural, una vez que se han adaptado a un entorno generalizable, a repeler —a odiar, en ocasiones— todo lo que resulte ajeno (o demasiado cercano).
No hay comentarios:
Publicar un comentario